Para empezar á beneficiar una piel de cualquiera clase ó especie, se echa en agua clara, de forma que quede toda cubierta: si es fresca y recien quitada del animal, al dia siguiente se saca, y en una tabla se le da un cuchillo ó mano por la carnaza, no solo para limpiarla de la sangre é inmundicia que contenga, sino para que se estiren ó dilaten sus porosidades, y quede dispuesta al futuro beneficio.

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Cuando toda la verdura es talada, toda la cosecha se coloca en manojos, se coloca dentro de un tubo muy largo con agua, cubierta con leños de madera muy pesados a la manera de prensa: así conservada, empieza a fermentar.

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De los años 5.000 ac. data el cuero más antiguo encontrado por el italiano Schiaparelli en las excavaciones realizadas en Ghebelén (Alto Egipto).

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Esta receta proviene de la época de Sargón (722-705 a. de C.). Las tabletas de Sargón fueron encontradas por M. de Sarzec y señalan principalmente el interés por la época a la que se remontan. Se trata de efectos, la mayor parte contemporáneos a Sargón “el viejo” y a Naram-sin.

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En algunas pinturas rupestres de la península ibérica y Francia se han reconocido trazos que parecen indicar la presencia de calzado. En el yacimiento de la Caverna del Guerrero, en Israel, se identificaron unas sandalias de cuero en una tumba de hace 6.000 años.

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Las tallas de los zapatos fueron inventadas por unos zapateros en el siglo XVIII con el fin de unificar los tamaños.

En aquella época, aún no existía el sistema métrico, los zapateros se basaban pues sobre el “punto de Paris”, igual a 2/3 de centímetro (aproximadamente 0,666cm), una de las numerosas unidades de medida de entonces. Fue escogida porque fue ampliamente utilizada desde la Media Edad.

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